viernes, 19 de abril de 2013

Buscando visa para un sueño. (O la crónica de una pesadilla con sabor a wasabi.)

¡Minna-san!!!!

¡Otsukareina!!!

Todos hemos soñado con ir alguna vez a Japón. Pasear por Tokyo, visitar sus templos sintoístas, acampar a las faldas del Monte Fujiyama, caminar como locos por las calles de Akihabara, estar en algún concierto de alguna de nuestras idols o sus johnnys favoritos, apreciar sus grandes edificios, entrar al Teatro Don Quixote o comprar como si fuera el último día de nuestras vidas todo el merchandising que podamos de nuestras chicas. Pero para la mayoría de nosotros ese no pasa de ser más que un sueño imposible de realizar y en mi caso la cosa si que se pone más verde que helado de menta.

Recuerdo una canción del cantautor dominicano Juan Luis Guerra llamada precisamente Visa para un sueño, y vaya que tuvo bastante razón al escribirla y la letra refleja bastante la realidad de los que desean viajar alguna vez, pero en ese caso al "paraíso" de todo inmigrante ilegal, los EE.UU.

Pero bueno, no es mi intención darles una guía de como sacar una visa para irse a Gringolandia ni los pasos a seguir, solo quería comentarles la odisea que pasé cuando "pretendí" (o imaginé que es lo mismo) sacar una visa para, según yo, irme a Japón, en esos días en que tenía buena chamba, ganaba bien y estaba en pleno apogeo de mi fanatismo por mis Morning Musume.
 
Primero quise averiguar la dirección de la Embajada de Japón en Lima. ¿El resultado? Hasta ahora sigo buscando la dirección, debo asumir que en esas fechas andaba con complejo de Ryoga (de Ranma 1/2) ya que no logré dar con la bendita embajada. Luego vino el asunto de las averigüaciones respectivas sobre como obtener una visa, aunque sea de turista y ¡mamacita linda!!!!! Un poco más y te piden hasta la partida de nacimiento de tú abuelita. Pero bueno, sigamos. La verdad los pasos si son bastante complejos y algo engorrosos. Que la firma por aquí, que el formato por acá, que si vas a visitar a un amigo necesitas que TE INVITE primero mediante una carta de invitación, para luego solicitar una copia del certificado domiciliario del que te invita. Y ya que no tenía amigos en Japón en ese momento la cosa ya se estaba poniendo un tanto difícil.
 
Luego venía la otra parte complicada del asunto. Demostrar que tenía solvencia económica o hablando en cristiano, que tenía el suficiente billete para pagarme los gastos del viaje (llámese pasajes de avión ida y vuelta, hotel de primera categoría, comida y si quería ir a un concierto, plata para la entrada, los goods, posters, llaveritos, t-shirts y todo lo que se me ocurriera), si no serán quisquillosos los japoneses. Ahora ustedes se preguntarán que objeto tiene que te pidan una garantía económica antes de otorgarte la visa. Pues muy simple. Ya que nunca faltan esos avivatos que piden visa de turista, pero los muy pendejos sólo tienen para la ida, lo que ocasiona que se queden por allá aumentando la inmigración ilegal y luego dándole chamba a la policía japonesa cuando tengan que rescatarlos de las garras de la Yakuza que los están explotando en ese momento.
 
Ahora, si todo ese les pareció complicado aquí viene la parte más interesante del asunto. Un pequeño detalle que no tomé en cuenta al momento de planear mi inusitada aventura. Un pequeño escollo llamado ¡EL IDIOMA!!!!!! Si mi castellano a veces es una lástima, no quería ni imaginarme balbuceando algunas frases aprendidas al guerrazo, pronunciadas en mi rudimentario japonés e intentando darme a entender, obteniendo como resultado que me deporten más rápido que Flash tomándose un tecito verde ni bien pisando el Aeropuerto Internacional de Narita o el Aeropuerto Internacional de Haneda en Tokyo.
 
Y así pues gentita, después de haber visto que mi sueño se esfumaba vertiginosamente y que mis ilusiones estallaban como pompas de jabón, me hice a la idea de que nunca podría ir a Japón y resignarme a nunca poder ver a mis Morning Musume en vivo, comprarme aunque sea un llaverito sin pagar gastos de envío y seguir disfrutando los conciertos de mis chicas en la pantalla de mi laptop o en mi tele LCD de 32' en el mejor de los casos, a menos,claro está, que me cambie el apellido, me haga una nueva partida de nacimiento con su respectivo documento de identidad, me case con una nikkei (así se les llama a los descendientes de japoneses nacidos en Perú) y si todo eso no es suficiente, que me gane la Tinka, pa' así poder solventar mis gastos. Si todo eso pasa (claro, si antes no me descubren y me meten preso por falsificación de documentos, suplantación de identidad, delitos contra la fe pública, corrupción de funcionarios y un largo etcetera que mínimo son 10 años viendo el sol a rayas) todo está más que listo para intentar la aventura nipona y poder cumplir mi sueño largamente acariciado que es poder conocer Japón, pasear por Tokyo, visitar sus templos sintoístas, acampar a las faldas del Monte Fujiyama, caminar como loco por las calles de Akihabara, estar en algún concierto de alguna de mis idols, apreciar sus grandes edificios, entrar al Teatro Don Quixote o comprar como si fuera el último día de mi vida todo el merchandising que pueda de mis chicas.
 
Pero mientras tanto, hasta que eso ocurra, a prepararme para ordenar el Michishige Eleven Soul por CD Japan, seguir soñando con estar en el Nippon Budokan coreando las canciones de mis Morning Musume y gritando a voz en cuello el nombre de mi Oda Sakura.
 
¡BANZAI!!!!!!!!

2 comentarios:

  1. Bueno, esa es la desgracia de ser de países que no pueden tener la residencia para ir a otro país. No tengo nada en contra porque yo soy mitad dominicana y cuando as dicho eso de Juan Luis Guerra me he sentido identificada (aunque no sepa cuál fuese la canción.
    Si Dios quiere, a finales de año o el año que viene, iré a Japón con mi hermana y una amiga. Espero que me pille en fechas de conciertos!

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  2. Hola Yurina.

    La mención al tema de Juan Luis Guerra fue sólo para dar inicio al post, en ningún momento quise ofenderlo ni ofender al pueblo dominicano y discúlpame si pensaste que lo tomé como una burla, esa no fue mi intención en ningún momento y te vuelvo a pedir disculpas si tuviste esa apreciación, lo siento de veras.

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