domingo, 23 de noviembre de 2014

Yo canto. Tú cantas. Ellas…. ¿cantan?

¡Minna-san!!!

¡Otsukareina!!!

Un tema que siempre dará que hablar es el referente a la idea de si es necesario tener una buena voz para ser una idol con todas las de la ley o sólo es un asunto aislado y que es una casualidad que una integrante de un grupo idol tenga una voz digna de estar al frente de todo y que se lleve la mayor parte de la torta en el siempre espinoso asunto de la repartición de líneas en las canciones.

Pues que les digo. Aquí la polémica es eterna y de nunca acabar, valga la redundancia. Y como siempre el referente inevitable de mencionar es nuestra saliente Líder y los motivos por los que se mantuvo por más de once años como una idol sin saber siquiera vocalizar bien un par de líneas en determinada canción, líneas que buenamente le otorgaba el Boss como quien no quiere la cosa.

Dicen las voces entendidas (otra vez, valga la redundancia J) que el ser una buena cantante o en éste caso tener una voz medianamente decente no es un requisito indispensable para ser una idol hecha y derecha y la verdad en eso tienen razón, pues conozco muchos casos de idols exitosas que la verdad escucharlas era una verdadera tortura auditiva (¿alguien dijo Risako por ahí?), pero también es cierto que tampoco puede ser una verdad absoluta decir que las idols “no son cantantes, sólo son idols”, pues por si algunos no lo han notado, las idols “no sólo SON IDOLS”, aunque la esencia de una idol debe primar más, pero la mayoría, por no decir todas, se dedican a la música o se desenvuelven en el medio musical y por ende, deben de saber cantar o al menos terminar un par de líneas sin que les falte el aire.

El caso de Sayumi es particularmente curioso. A pesar de ser una completa nulidad cantando y haber estado en éste competitivo medio por más de once años y medio, se las ha arreglado para tener un particular tono de voz que si bien no será una Tanaka Reina o una Oda Sakura, de alguna manera se escucha agradable y es aún más curioso que la única canción que se adecúa al tono de voz que tiene es Aruiteru, canción que le sale a la perfección. Claro que sus mayores éxitos son canciones algo “particulares” y son canciones que se ajustan perfectamente al tipo de voz que tiene.

Ahora, el nudo gordiano del asunto es cuando tener una buena voz es importante. Definitivamente no creo que un grupo idol que se precie de serlo sobreviva mucho tiempo en la escena musical japonesa, bastante competitiva de por sí, con todas sus integrantes que canten como Sayumi (con el perdón de mi Líder por ponerla como ejemplo), pero tampoco podemos pedir el milagro que todas canten como Riho o como Sakura, eso ya sería pedirle peras al olmo.

El caso de Morning Musume es algo parecido. Tsunku no es tonto. Él es cantante, así que si quiere que Morning Musume funcione como grupo musical, mínimo tiene que tener unas dos o tres voces que destaquen sobre las demás para poder mantener el equilibrio vocal que necesita el grupo, como antaño lo hicieron la Tríada Sagrada formada por Takahashi, Niigaki y Tanaka. En éste caso las encargadas son ahora Sayashi, Oda y en menor medida Fukumura e Ishida. Más no se puede pedir, pues tanto Ikuta, Sato e Iikubo están a años luz de alcanzar siquiera a las antes mencionadas. Kudo y Suzuki siguen en compás de espera y es una completa incógnita lo que significarán Ogata, Nonaka, Haga y Makino para los intereses vocales del grupo.

Así que el asunto pasa más por saber cuando un grupo debe de tener aunque sea dos o tres chicas que se encarguen de las canciones sin dar pena en un concierto en vivo, pero también es cierto que no todas nacieron para ser cantantes, tampoco que signifique que ser idol es sólo ser un paquete más que sólo sirva para hacerle bulto a la favorita de turno, pero definitivamente saber cantar (y de pasadita saber actuar) debería ser una opción a contemplar al momento de elegir a una nueva integrante de un grupo idol. O que por lo menos no desafine mucho hasta el límite de dar vergüenza ajena, como le pasó a cierta niña frentona en un concierto del cual no quiero acordarme.

Lo bueno que ya mejoró.

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