¡Minna-san!!!
¡Otsukareina!!!
Siempre una graduación
deja una honda huella en mi corazoncito. Lo sufrí cuando se iban graduando una
a una de mis chicas de la Platinum Generation, comenzando con Koharu, quizás
una de las graduaciones que más me ha hecho llorar junto con la de Ai-chan.
Luego se graduaban al mismo tiempo Eri y mis Pandas chinas, Junjun y Linlin, y
¡carajo! nunca había llorado tanto, bueno, eso porque por una triste
coincidencia se graduaron justo después de fallecer mi madre, así que estaba
bastante sensible.
Luego se graduaría mi
Panda Mittsi junto a Risa y dale con la lloradera. Que puedo hacer pues. Soy un
llorón de primera. Cuando se graduó mi Enana Gruñona digamos que no la sentí
mucho pues la Divina Felina no quería lágrimas ni tristeza, así que como buen
fan obediente, hice caso a los deseos de mi oshimen.
Pero llegaría el día
en que también se tenía que graduar Sayumi, mi última Líder integrante de la
Platinum Generation y aunque traté de asimilar el golpe, no pude evitar
sentirme triste, aunque cada muchacha que se graduaba se iba para hacer una
nueva vida, hacer realidad sus proyectos y planes personales y Sayumi no iba a
ser la excepción. Y aunque ya se sabía que después de su graduación Sayu
entraría en un receso para desintoxicarse de más de once años como idol y hacer
algunas cosas personales, la idea como que me pareció torturante, pero que se
hace pues, estaba en su derecho.
Demás está decir que
la voy a extrañar, a pesar de todo la llegué a apreciar, respeté su liderazgo y
le di el reconocimiento que se merecía en su condición de Líder. Celebré con
ella cada logro del grupo, canté sus canciones y disfruté de su talento, ese que
nos regalaba en cada actuación que daba junto a sus niñas. Amé su preciosa
sonrisa. Aprecié su personalidad tan dulce, tan infantil. Adoré sus tan
celebrados defectos, que si era narcisista, que si era inmadura, que si era
egocéntrica, todos, todos esos detalles hacían de ella quien era y por eso la
amaba y respetaba.
Sufrí con ella cuando
me enteré que se lastimó en su concierto, lloré al ver sus imágenes donde se
veía triste y sus lágrimas las hice mías, pero a pesar de todo tuve que ser
fuerte y no dejar que me gane la nostalgia. Debía estar feliz por mi Líder.
Debía ser fuerte. Debía sonreír con ella. Porque carajo, ella no quería saber
que sus fans estaban tristes, ella quería verlos sonrientes y saber que sus
fans a las distancia estaban felices con ellas y debía obedecer los deseos de
mi Líder.
Pero ya las cosas se
dieron. Mí Líder se fue y aunque el corazón todavía duela, hay que seguir
adelante. Ahora hay que apoyar los futuros planes de mí Líder, así como
apoyamos a nuestras demás graduadas. Desde aquí hay que desearle lo mejor y
personalmente espero que disfrute su merecido descanso y que vuelva con fuerza
y con las pilas cargadas el próximo año y por supuesto hay que apoyar a
nuestras niñas de Morning Musume, por ella, porque nuestras niñas merecen y
necesitan nuestro apoyo y nuestra ex-Líder nos lo demanda como una deuda moral
que todos tenemos con ella por los once años y diez meses en que nos regaló su
arte y su talento sin nada que pedirnos a cambio más que nuestro aliento y
nuestra fuerza para apoyar.
Así que amada Líder,
siempre te recordaré y siempre estaré a tú lado y pendiente de lo que hagas,
porque eres una grande y siempre lo serás.
¡GRACIAS SAYUMI!!!!!!
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