sábado, 1 de mayo de 2021

El Dragón Azul de Tokio.

¡Minna-san!!!

¡Otsukareina!!!

El dragón. Esa legendaria criatura que en algunas culturas llegó a alcanzar casi el estatus de deidad. Y más aún en la mitología china. Es por eso que llegó a formar parte del zodíaco chino y bajo cuya influencia, una niña sería marcada por el signo del dragón.

Nomura Minami.

Lo de Nomura Minami si que fue bastante sorpresivo. Recuerdo su participación en aquel test del equipo kenshuusei del año 2014. Nada fuera de lo común. La verdad no había mucho que destacar. Una actuación bastante discreta de una muchachita que parecía estar destinada a ser sólo una bailarina en los Haro Con o con mucha suerte, en un concierto de Morning Musume.

Pero el destino es caprichoso, eso ya todos lo sabemos. Un día estás arriba y al siguiente te vas por la puerta de atrás. Un día nadie te conoce y al día siguiente eres una de las elegidas para ser parte de un nuevo proyecto. Y definitivamente el que la eligió se ve que hizo una apuesta en grande por ella.

De las ocho muchachas elegidas, hubo una que estaba destinada a ser grandiosa. A destacar como ninguna otra. Porque lo de ella no fue sólo un golpe de suerte. Fue trabajo tenaz. Fueron las ganas de superarse cada día. Fue el deseo de no rendirse. A no dejarse vencer por la nostalgia o el desanimo cuando cayeron tres de sus compañeras. A continuar adelante, con la mirada al frente y sin temor a las críticas, junto a sus restantes camaradas. A poner el hombro para mantener a flote el proyecto que un día iniciaron ocho chiquillas sin más armas que su talento y sus ganas de hacer bien las cosas y de las que sólo quedaran cinco.

Y fue ella, Minami, la que demostró de que estaba hecha. De aquella niña que cantó de una manera tan curiosa y dulce al mismo tiempo My Days for You no quedaba casi nada. Ahora era una muchacha dispuesta a ganarse un lugar en la historia del Proyecto y vaya que lo logró. La niña se había convertido en mujer y en una consumada cantante. Liberó todo el potencial que tenía guardado y lo hizo con toda la potencia de su hermosa voz. Ese vibrato y esos tonos altos que alcanzaba en vivo eran de veras una delicia para los oídos.

Pero en el fondo seguía siendo para mi esa pequeña niña de 14 años que conocí un día y me negaba a aceptar que mi niña ya tenía 20 años y que el dragón estaba dispuesto a volar con sus propias alas, después de haberlo dado todo por cinco años. Pero su talento y su voz no merecían seguir aprisionados en un proyecto que ya había muerto. Era hora de seguir adelante y labrarse su propio destino.

Y ese es el mérito de Minami. Que tuvo el valor de reconocer que era hora de decir adiós en el momento adecuado y seguir su propio camino.

Porque talento y actitud le sobran. Y esa hermosa voz es su mejor compañía para no sentirse sola.

Y el recuerdo de sus amigas estará siempre con ella.

Por siempre.

Gracias por todo mi pequeña MinaMina.

Te extraño.

Pero algún día veremos nuevamente a ese Dragón Azul elevarse en toda su magnificencia y listo para regresar.

Y seguiré esperando por ese día.

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